Read this essay in English: Metalworking in Andean Communities of the First Millennium CE
Los metales fueron recursos muy preciados por los antiguos peruanos, estimados por su importancia dentro de la cosmología de sus comunidades. Metales como el oro, la plata, el cobre y sus aleaciones se asociaban con el entorno; representaban los colores, brillos y sonidos que se encuentran en la naturaleza y se les asignaba un valor simbólico correspondiente. Dentro de la cosmovisión andina, el mundo se organizaba en base a las relaciones entre opuestos complementarios: masculino y femenino, día y noche, sol y luna, entre otros. El oro estaba relacionado con los hombres, la luz del día y el sol; la plata con las mujeres, la noche y la luna.
La geografía andina está caracterizada por una gran diversidad y experiencias sensoriales cotidianas—como los sonidos de las aves trinando, las hojas cayendo y los animales arrastrándose por la tierra—que llamaron la atención de los antiguos peruanos. Los artistas reproducían algunos de estos sonidos por medio del choque de diferentes piezas de metal. La paleta de colores de la salida u ocaso del sol y la luna en sus diferentes etapas fueron inspiraciones para los brillos y colores de los adornos de metal que lucieron los gobernantes o se expusieron en los templos.
El oro nativo empezó a extraerse—en forma de pepitas encontradas quizás en los ríos—en el área andina alrededor del año 2100 a.e.c., en la cuenca del Titicaca, de la sierra sur del Perú. A estas pepitas se les daba forma de lámina mediante martillado. Hacia el 1000 a.e.c., en la costa central del Perú, ya se realizaba el dorado por enchapado, técnica en la cual una lámina de oro era adherida sobre una matriz de cobre mediante el laminado y la aplicación de calor. Alrededor del 800 a.e.c., los orfebres de la sierra norte peruana elaboraron piezas de mayor tamaño en una amplia variedad de formas, utilizando el embutido, el repujado y el calado para expresar una iconografía rica que representaba animales simbólicamente poderosos como felinos, ofidios y aves de rapiña ; . Láminas pequeñas de metal, también con diversas imágenes, fueron añadidas mediante grapas a algunas piezas para producir sonido y brillo con el movimiento.
En el periodo entre el 200 a.e.c. y el 600 e.c. surgieron en el Perú varias sociedades muy complejas: Vicús, Salinar y Moche en la costa norte, Recuay en la sierra central y Nasca en la costa sur. Los artistas de estas sociedades introdujeron importantes cambios tecnológicos en la metalurgia, y los orfebres de la costa norte desempeñaron un papel fundamental en el perfeccionamiento de una notable gama de técnicas.
Los artistas de la cultura salinar, que surgió entre las regiones de La Libertad y Lambayeque, elaboraban ornamentos con láminas delgadas de oro. Algunos son relativamente sencillos ; otras son exquisitamente intrincados, incluyendo narigueras ; . Estos adornos se colgaban del tabique nasal, cubriendo la parte inferior de la cara, y estaban reservados a los miembros de alto estatus de la comunidad. Algunas narigueras tenían la forma de figuras zoomorfas que a menudo contenían filigrana soldada ; .
El uso de la filigrana o hilos de metal se encuentra también en piezas halladas en la sierra de Piura en el extremo norte del Perú, donde el estilo fue denominado Frías. Estos objetos, también elaborados en oro, se componen de una serie de láminas delgadas unidas por soldadura; posteriormente, hilos muy finos del mismo metal se soldaron a la forma resultante, ; ; ; ; . Dichos objetos tienen una fuerte semejanza con piezas procedentes de las culturas Tolita-Tumaco y Zenú de Ecuador y Colombia. De hecho, estudios recientes han demostrado que los orfebres del norte trasladaron sus conocimientos tecnológicos hacia la región de Piura, donde fabricaron objetos de oro que reflejan sus características iconográficas autóctonas con materias primas del lugar. Algunas narigueras Tolita-Tumaco que presentan hilos y semiesferas elaboradas por la técnica del embutido ; son comparables a las piezas de Salinar y Frías, al igual que las narigueras zenús realizadas con la técnica de falsa filigrana ; . La verdadera filigrana se elabora con hilos delgados que se unen mecánicamente o se sueldan, mientras que la falsa filigrana se crea a través de un vaciado por la técnica de la cera perdida.
La cultura vicús floreció en los valles costeños de la región de Piura. Los orfebres vicús elaboraron narigueras de láminas delgadas de oro con decoración a base de embutidos semiesféricos que le dan contorno a la pieza, como la nariguera que luce esta figura de pie Tolita-Tumaco . Las piezas pequeñas como las narigueras ; son bien conocidas, pero los orfebres también creaban piezas de mayor tamaño y espesor como pectorales , coronas , placas y porras de láminas de cobre o aleaciones de cobre, muchas acompañadas de dijes unidos mecánicamente. Al dorar las superficies de sus objetos, los artistas vicús conseguían que las piezas elaboradas con una matriz de metal común parecieran de oro.
Esta técnica del dorado o plateado se inició con los salinar y llegó a su máxima expresión con los orfebres moches. Combinaron láminas de oro y plata, unidas mecánicamente o por soldadura, para fabricar objetos que representaban una dualidad cosmológicamente significativa entre el hombre y la mujer o el sol y la luna. Los objetos metálicos del estilo conocido como Loma Negra, procedentes de un sitio o sitios moches cerca de Piura, son ejemplos magníficos de esta combinación dinámica ; ; ; ; ; . Los orfebres moches lograron un dominio impresionante de las técnicas de manufactura y decoración. Los temas representados en la cerámica moche también se encuentran en los objetos de metal, pero este último medio permitía a los artífices crear sonidos, brillos y colores que el primero no podía . Los artistas moches también embellecían las obras con piedras semipreciosas de colores y conchas (como el Spondylus), entre otros materiales, para crear llamativos ornamentos que luego montaban sobre objetos metálicos . El calado, el repujado y el grabado eran algunas de las técnicas que los artistas moches utilizaban con consumada destreza para crear objetos intrincados y cargados de simbolismo.
Las comunidades de Recuay en la sierra de la región de Ancash se diferenciaron de sus vecinos moches de la costa en el uso del vaciado para elaborar objetos. Se han identificado grandes cantidades de alfileres de cobre y cobre dorado conocidos como tupus (utilizados para sujetar mantos) pertenecientes a esta cultura ; . Por último, la orfebrería de la cultura nasca, que floreció en los alrededores de Ica en la costa sur del Perú, se caracteriza por el uso de láminas de oro martilladas, cortadas según la forma deseada y a menudo decoradas con detalles realizados en repujado. Los ornamentos en forma de discos, aves, plumas y seres sobrenaturales se cosían a las prendas textiles o se fijaban a los tocados ; .
Hacia el 600 e.c. las comunidades moche, recuay y nasca empiezan a sentir la influencia de Wari, un imperio andino que había surgido en la región de Ayacucho, cuyo impacto cultural y tecnológico dominaría los Andes centrales en los siguientes siglos. Los waris introdujeron una importante innovación en el uso del bronce—la aleación de minerales de cobre y estaño del altiplano en el sur, y de cobre y arsénico en la costa norte—para fabricar objetos más resistentes con diversos fines, entre ellos la agricultura.
Es importante señalar que todos los avances decisivos en la metalurgia andina se produjeron en el primer milenio e.c.. Los moches, en particular, fueron cruciales para la evolución de la orfebrería, mejorando técnicas innovadoras de sus antecesores salinares como el dorado y el plateado, en las que se utilizaban aleaciones de cobre-oro, cobre-plata y cobre-oro-plata—conocidas como tumbaga—para dar a los objetos con una composición química principalmente de cobre la apariencia de plata u oro. Las técnicas inventadas por los moches en el primer milenio e.c. siguieron influyendo en las sociedades andinas y moldearon las prácticas metalúrgicas durante los siglos venideros.