Un orfebre en su taller, posiblemente San Eligio

Petrus Christus, el pintor más importante de Brujas en la generación posterior a Jan van Eyck, firmó y fechó esta célebre obra. Es posible que fuera encargada por el gremio de orfebres de la ciudad para anunciar sus servicios (de ahí la plétora de exquisitos objetos en venta, representados con todo lujo de detalles), pero también podría ser una escena costumbrista. La figura sentada que pesa el anillo nupcial de una pareja suntuosamente vestida no parece ser la representación de San Eligio, patrón del gremio, sino más bien el retrato de un eminente artífice de la época. El espejo convexo donde se reflejan las figuras de dos transeúntes es un elemento ilusionista que extiende el espacio pictórico más allá de la tienda hacia la calle.