Estatua de un hombre
Grecia
Las estatuas honoríficas como esta solían retratar a personajes ilustres y eran comisionadas por una ciudad–estado o un gobernante, en reconocimiento a los servicios prestados. Eran el más alto honor que podía conferir una ciudad. Esta impresionante figura está en contrapposto: es decir, su peso descansa sobre una pierna, permitiendo libertad de flexión a la otra. La mano derecha emerge de los pliegues del himation (manto) y se extiende hacia adelante, con la palma abierta y los dedos apenas incurvados hacia arriba, en un gesto propio de un orador; el brazo izquierdo pende al lado del cuerpo. El manto está ricamente adornado con borlas y bandas horizontales que quizás estuvieron pintadas o doradas.
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