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Detrás de la máscara: la arqueología de Golden Kingdoms

Joanne Pillsbury
January 31, 2018

A Moche burial mask from ca. A.D. 550 made of copper, gilded copper, shell, and stone
Burial mask, A.D. 525–550. Peru. Moche. Copper, gilded copper, shell, stone, H. 7/8 x W. 8 11/16 x D. 4 5/16 in. (20 x 22 x 11 cm). Museo de Sitio de Chan Chan, Huanchaco, Perú. Ministerio de Cultura del Perú. Photo by Christopher B. Donnan

A mediados del siglo VI, un joven inusualmente alto fue sepultado en la costa Norte de Perú en un sitio llamado Dos Cabezas. Su rostro estaba cubierto con una sorprendente máscara de cobre con ojos bien abiertos con incrustaciones de concha y piedra violácea, una vincha con estampado guilloché, una nariz y cejas en forma de T, una nariguera ovalada, y pequeños discos sujetados con alambres –que quizás representen una barba— también de cobre. Debajo de la máscara, el joven llevaba puesta una nariguera rectangular de oro con un diseño que se repite en el borde. Tenía tres narigueras, una de las cuales refleja de manera absolutamente magistral los rasgos salientes de un búho en oro martillado y muestra que fue intencionalmente comprimido en los costados y ubicado en la boca del difunto. Se encontró una miniatura del fardo funerario en un compartimiento adyacente a su tumba.

An assortment of four nose ornaments made of gold by Moche peoples ca. A.D. 550
Clockwise from top left: Nose ornament, A.D. 525–550. Peru. Moche. Gold, silver, H. 1 15/16 in. (5 cm). Museo de Sitio de Chan Chan, Huanchaco, Perú. Ministerio de Cultura del Perú. Nose ornament, A.D. 525–550. Peru. Moche. Gold, H. 1 15/16 in. (5 cm). Museo de Sitio de Chan Chan, Huanchaco, Peru. Ministerio de Cultura del Perú. Nose ornament, A.D. 525–550. Perú. Moche. Gold, stone, H. 1 15/16 in. (5 cm). Museo de Sitio de Chan Chan, Huanchaco, Perú. Ministerio de Cultura del Perú. Nose ornament, A.D. 525–550. Peru. Moche. Gold, H. 1 15/16 in. (5 cm). Museo de Sitio de Chan Chan, Huanchaco, Perú. Ministerio de Cultura del Perú. Photos by Christopher B. Donnan

La tumba del joven nos recuerda las complejidades de semejantes obras y su rol en la sociedad moche, tal como lo han revelado las excavaciones científicas. La exposición Golden Kingdoms: Luxury and Legacy in the Ancient Americas, que pronto abrió sus puertas el 28 de febrero de 2018 en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York en la Quinta avenida, refleja estos y otros descubrimientos arqueológicos recientes para iluminar las artes suntuarias en las tierras que se encuentran entre las dos grandes capitales imperiales de la antigua América: Cusco, la cuna del Estado Inca y Tenochtitlán, la capital azteca hoy sepultada bajo la Ciudad de México.

Golden Kingdoms: Luxury and Legacy in the Ancient Americas es el resultado de cuatro años de una investigación intensiva que reunió a historiadores el arte, arqueólogos y conservadores tanto de Latinoamérica como de Europa y de los Estados Unidos de América. Con el apoyo del Getty Research Institute y de la Getty Foundation, nos reunimos regularmente en Lima, Los Ángeles y Ciudad de México con el fin de conocer y visitar proyectos arqueológicos y estudiar las colecciones; llevamos a cabo investigaciones adicionales en Colombia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Panamá. La selección final de obras incluye más de 300 objetos que provienen de 52 instituciones en 12 países; de estos, varios han sido excavados en los últimos años y otros han salido muy pocas veces o jamás han salido de su país de origen.

Left: The exhibition's research team (including the author second from left and James Doyle, assistant curator of art of the ancient Americas at The Met, third from left) at the Museo del Templo Mayor in Mexico City, 2014. Photo by Kim N. Richter

A group of art scholars, archaeologists, and researchers convene around a table to view artifacts under discussion

La exposición sigue un camino histórico y geográfico específico, trazando el desarrollo del trabajo del oro en la antigua América desde su origen alrededor del año 1000 a. C. en los Andes de América del Sur hasta su expansión hacia el Norte en Centroamérica y finalmente hasta México, donde el trabajo del oro no floreció hasta el año 1000 d. C. En la antigua América, los artistas y las personas que les encargaban las obras seleccionaban, para las artes suntuarias, materiales que pudieran provocar reacciones contundentes –en la percepción, la sensibilidad y el concepto– y elevar tanto a los que los llevaban puestos como a los espectadores más allá del universo mundano. Antes de ser herramientas, armas o moneda de intercambio, los metales como el oro y la plata eran utilizados, en primera instancia, en rituales e indumentaria para expresar estatus social, poder político y creencias religiosas. Estos, y otros materiales utilizados en las artes suntuarias, también estaban estrechamente asociados con el mundo sobrenatural, ya que se consideraba que eran encarnaciones de poder divino y que habían sido emitidos, habitados o consumidos por los dioses.

A gold mouth mask depicting a feline creature and human figures, made by the Cupisnique-Chavín peoples sometime between 800 and 550 B.C.
Mouth mask with feline creature and human figures, 800–550 B.C. Peru. Cupisnique-Chavín. Gold, 5 3/4 x 8 3/8 in. (14.6 x 21.2 cm). Museo Kuntur Wasi, San Pablo. Ministerio de Cultura del Perú

Si bien la expansión del trabajo del oro hacia el Norte constituye la trayectoria y narrativa de la exposición, la ruta del oro pasó por regiones donde fue de poco interés para las civilizaciones indígenas. En su núcleo, Golden Kingdoms: Luxury and Legacy in the Ancient Americas se inspira por un lado por aquella tensión en la concepción actual de la noción de valor inherente o universal y por otro, por lo que eran tan preciado por las civilizaciones que prosperaron en la antigua América antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI. La jadeíta, por ejemplo, era para los olmecas y mayas el material antiguo de lujo resistente por excelencia. En todo el territorio, las finas prendas elaboradas con tapices o plumas estaban entre las más complejas; entre todos los objetos de lujo, eran los que demandaban un trabajo más intensivo y los que más preciados eran.

An intricately patterned mantle made of camelid fiber sometime between 450 and 175 B.C.
Mantle, 450–175 B.C. Paracas (Peru). Camelid fiber, H. 55 7/8 x W. 94 7/8 in. (142 x 241 cm). Museum of Fine Arts, Boston, William Alfred Paine Fund (31.501)

Efectivamente, tales variaciones hacen que el amplio y desafiante tema de investigación tome una importancia mayor y se encuentre en primer plano: ¿Cómo podemos discernir e interpretar el concepto indígena de valor? Golden Kingdoms: Luxury and Legacy in the Ancient Americas busca entender qué materiales eran considerados más preciados por los mochicas, los incas, los mayas, los aztecas y otras culturas de la antigua América, y cómo y por qué ciertos materiales eran seleccionados y transformados en algunas de las obras de arte más espectaculares del antiguo mundo.

Right: Plaque showing a seated king and palace attendant, A.D. 600–800. Mexico. Maya. Jadeite, H. 5 1/2 x W. 5 1/2 in. (14 x 14 cm). British Museum, London

A jade plaque showing a seated king and palace attendant, made by a Maya artist sometime between A.D. 600 and 800

Entre las obras más fascinantes destacadas en la exposición se encuentran aquellas que comenzaron su recorrido en un lugar de la antigua América, únicamente para ser transportadas en antiguos tiempos a destinos a veces separados por miles de kilómetros –y cientos de años– de donde fueron creadas en primer lugar. Como lo define la tradición, las artes suntuarias no solamente son de gran valor, sino que también son relativamente pequeñas y ligeras –características que hacen que valga la pena transportarlas a través de largas distancias como obsequios reales, objetos de comercio u ofrendas devocionales. Una extraordinaria placa de jade maya de la época Clásica que representa a un deslumbrante gobernante sentado en su trono y probablemente tallado en lo que hoy es Guatemala entre 600 y 800 d. C., terminó su recorrido en el imponente sitio central mexicano de Teotihuacán, una ciudad que se encuentra a más de 900 kilómetros.

Otro ejemplo de esta migración de objetos de lujo es una de las obras finales que el visitante encontrará en la exposición, que también es una de las más antiguas: una máscara de piedra hecha por un artista olmeca en lo que hoy es el estado de Guerrero, México, alrededor de 800 a. C. La máscara, sin embargo, fue excavada en el Templo Mayor, el centro sagrado del imperio azteca, hoy sepultado bajo la Ciudad de México y foco de investigación arqueológico desde hace 40 años. Aquella máscara fue preservada durante dos milenos antes de ser depositada en una ofrenda entre 1469 y 1481 d. C.

Left: Mask, ca. 800 B.C. (fabrication); A.D. 1469–81 (deposition). Mexico. Olmec. Hornblende hornfels, H. 4 1/4 x W. 3 3/8 x D. 1 1/4 in. (10.8 x 8.6 x 3.2 cm). Museo del Templo Mayor, Secretaria de Cultura—INAH, Mexico City

An ancient Olmec mask made of hornblende hornfels in the mid- to late 15th century

A lo largo de la investigación, mis co-curadores –Timothy Potts, Director del J. Paul Getty Museum y Kim Richter, Senior Research Specialist en el Getty Research Institute– y yo entendimos que esta exposición trataba fundamentalmente del intercambio de ideas tanto en el pasado como en el presente. A través de estudios y conversaciones con colegas, comprendimos juntos el papel que jugaban estas obras en el intercambio de ideas a través de las regiones. Un proyecto tal como Golden Kingdoms: Luxury and Legacy in the Ancient Americas nos permitió repensar el intercambio artístico en la antigua América con nuevos ojos –sin las restricciones de las fronteras actuales– y durante el proceso, permitió revelar las redes de lo que fueron alguna vez, y se considera actualmente en demasía, distintas tradiciones.

Muchas de las obras en la exposición provienen de contextos funerarios o devocionales, y afilan y profundizan la cuestión de cómo nosotros, colectivamente e individualmente, seleccionamos ciertos materiales para crear los objetos más significativos en nuestras vidas. En su esencia, Golden Kingdoms trata de un dilema existencial eterno –uno compartido por todos en todo momento: ¿Cómo se puede sujetar la temporalidad de la existencia en algo más duradero?

Estos valiosos objetos, estas obras profundamente conmovedoras, nos brindan conexiones tangibles con las grandes tradiciones de la antigua Latinoamérica; también nos dan la oportunidad de reflexionar sobre nuestras vidas, sobre la manera en que le concedemos valor a ciertos materiales y sobre la manera en que estos expresan ideas. Los objetos de Golden Kingdoms, antes que nada, nos recuerdan el deseo humano de fijar creencias, valor y permanencia en una existencia fugaz.

Joanne Pillsbury

Joanne Pillsbury, Andrall E. Pearson Curator of Ancient American Art, is a specialist in the art and archaeology of the Precolumbian Americas. Pillsbury earned her PhD from Columbia University. She was previously Associate Director of the Getty Research Institute and Director of Precolumbian Studies at Dumbarton Oaks. She is the author, editor, or co-editor of numerous publications, including the three-volume Guide to Documentary Sources for Andean Studies, 1530–1900 (2008), the Alfred H. Barr, Jr., Award recipient Ancient Maya Art at Dumbarton Oaks (2012), and Past Presented: Archaeological Illustration and the Ancient Americas (2012), which was awarded the Association for Latin American Art Book Award.